En un intento (así es, uno más) por leer y descubrir cosas nuevas, empecé este blog llamado Pequeñísimos hábitos de lectura (algo todavía más pequeño que lo pequeño), principalmente para compartir cuentos que voy encontrando por ahí (y de los cuales pueden comentar conmigo, si les parece).

El alma navideña de un cerdo
de Gueorgui Gospodínov

Este cuento forma parte del libro Acerca del robo de historias y otros relatos de la editorial Impedimenta, uno de los primeros libros que compramos como librería.

Gospodínov (1968) es un escritor búlgaro (probablemente el más conocido) que también ha sido ganador del premio International Booker.

¿De qué va?
El alma de un cerdo observa, montada en un ciruelo, su cuerpo muerto que yace en la nieve. Contrario a lo que pensaríamos que podría ser la muerte de un animal que va a convertirse en cena navideña, el cerdo (o lo que queda de él) queda fascinado al observar sus entrañas siendo destazadas. Hace una ligera referencia a Adán y Eva («Tal vez desde entonces el paraíso está reservado a los animales. Solo a los animales.»).

¿Por qué leerlo?
Escribir desde el punto de vista de un animal (bueno, de su alma) me parece algo fascinante. Leer este cuento me recordó a La noche de la gallina de Francisco Tario y a El occiso de María Virginia Estenssoro (éste último no precisamente desde un narrador animal, pero sí desde algo más allá de lo físico).

«Se conoce que una muerte también puede ser hermosa.»

Puedes encontrarlo en Bookmate para leerlo u ordenar una copia en librovacio.com